Un niño atrapado en un adulto
Cristina Rodríguez
La importancia del
Principito radica en la importancia de la naturaleza del ser humano y de
diversos puntos de vista sobre la vida.
Los personajes que aparecen
en la obra por más pequeños que sean son muy significativos. Los boababs que
buscan explotar el planeta del principito, la rosa que representa una mujer y
el amor, el zorro que le enseña al principito el valor de la amistad, la serpiente
que representa el mal y la muerte como tal y los ocupantes de los planetas a
los que viaja antes de la tierra: el vanidoso, el borracho, el soberbio, el
ambicioso, el geógrafo que escribe sobre lugares a los que nunca ha ido y el
farolero que solo apaga luces y enciende todo el tiempo.
Es un personaje con pureza y
con aires de inocencia que a pesar de las circunstancias adquiere los valores
necesarios no solo para regresar al planeta sino también valores para afianzar
su madurez. Relata los diversos aqueo tipos de personas, los defectos que son
incapaces de ver y las cualidades que creen y presumen tener, la crítica a la
sociedad y la pérdida a la imaginación al llegar a la etapa adulta.
Trata de una obra universal
que busca relatar la vida cotidiana que viven y la delgada línea entre la
imaginación y lo racional. Y, por encima de todo, es un
hermoso canto a la amistad y a la camaradería, una desnuda y decidida
exaltación de la alegría del amor y del juego compartido, del ofrecimiento de
unos a otros. Es un cuento, pero uno de esos cuentos que, con su lenguaje
sencillo, sus imágenes evocadoras y su vigoroso esquematismo, nos recuerda que
hay otras formas de vivir y que todos nosotros debemos ser capaces de recuperar
realmente lo que es importante en la vida.
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