martes, 9 de febrero de 2016


Una sociedad muy adulta para el niño que llevamos dentro.
Crystian Armando Hernández Suarez   

 
Al analizar la obra “El Principito” Antoine De Saint – Exupéry Nos damos cuenta que en nuestro país, vivimos en una sociedad en la que está llena de responsabilidades que no nos deja vivir en un ambiente tranquilo, un ambiente de armonía y darse un respiro para ver la vida de otra manera, En la que si hacemos algo que no va de acuerdo a nuestra edad o nuestra cultura, las personas se hacen la idea falta de madurez en uno.

Como dice el conocido actor y comediante Jim Carrey “Creo que madurar no significa ser una persona seria, mucho menos aburrida, madurar es poder jugar, tontear, bromear, hacer reír a las personas como un niño pero recordando nuestras responsabilidades, aceptar que ya no somos niños, pero sin olvidar que un día lo fuimos”.
 
Los niños de la actualidad no son eso mismos NIÑOS, se les va el tiempo en videojuegos, en cosas electrónicas y no viven su niñez de compartir con otros niños, jugar como se jugaba antes a las “escondidas” o “Arranca cebollas” ahora una forma de entretenimiento para los niños es, internet,  celular o incluso redes sociales, ver que un niño de 3 o 4 años pueda usar y entender perfectamente el funcionamiento de un celular, lo cual es triste ver por la manera en que los padres les dan aparatos electrónicos para entretenerlos porque no tienen tiempo para pasar momentos juntos como para salir a jugar o recrearse.
 
Cuando se dan cuenta, suben de grado académico, tareas, crecen y consiguen un trabajo y quisieran volver a ser niños para poder disfrutar de la vida y no tener tantas responsabilidades como cuando se es adulto.




La pereza nos Gana
Todos buscamos beneficios en cada cosa que hacemos, el problema es que muchas veces, inconscientemente, nos sentimos tentados (por la pereza) a optar por realizar actividades no productivas para obtener beneficios superficiales a corto plazo que nos satisfacen en el momento, pero de los cuales nos arrepentimos después; en remplazo de realizar actividades tediosas, largas, rutinarias, que requieran valor, etc. las cuales, sin embargo, son nuestras metas a cumplir, las que nos hacen dar grandes cambios y mejoras en nuestra vida a largo plazo.
Leyendo el cuento “La Abeja Haragana” del maestro Horacio Quiroga nos deja una gran enseñanza y es, que no hay mejor satisfacción que tener una recompensa a cambio de un trabajo duro, muchas veces la pereza y la negligencia domina nuestras vidas y no deja que realicemos nuestras tareas y responsabilidades de una manera efectiva,  o simple y sencillamente no la realizamos; de lo cual al pasar el tiempo nos arrepentimos, perdemos el tiempo en algo que no nos beneficia en ningún sentido, claramente está el ejemplo de los estudiantes, en lugar de hacer tareas y estudiar, muchos se pasan el tiempo en el internet, redes sociales, jugando video juegos y cuando entregan calificaciones se lamenten y lloran el no haber estudiado, c osa contraria de las personas que si estudian hacen un  trabajo arduo, se esfuerzan para ganar sus clases, una recompensa más que buena .
Entonces al leer el cuento me pregunto ¿Cuántas veces soy igual como la abeja haragana? ¿Cuántas veces no quiero hacer lo que debo hacer? Muchas personas saben lo que es tener una recompensa luego de hacer un arduo trabajo, y otras no lo saben, pero al final la vida le exige a cada uno y les enseña por las malas, que es haberse esforzado para tener algo que se desea.





¿Superación o conformismo?

Analizando la película “Manos Milagrosas” se puede ver un claro ejemplo de esfuerzo y superación a pesar de no tener muchas posibilidades para poder hacerlo, Esta película habla de Ben Carson un niño que creció en un pobre hogar y con humillación por parte de sus compañeros de clase ya que lo menospreciaban por ser de color y descuidado en los estudios. Sin embargo tras su esfuerzo, se convirtió en uno de los mejores neurocirujanos del mundo. Esto nos enseña que pese a que muchas veces las cosas se pongan difíciles o las creamos imposibles, siempre hay una luz al final del túnel. Hay muchos factores que hacen difícil cumplir nuestros propósitos o metas, a veces la economía, la fuerza de voluntad, o simplemente el pensar todos los sacrificios que conlleva cumplir esa meta, entonces el camino más fácil es renunciar.
La enseñanza más importante que nos deja esta película es “El querer es poder”, la persona que se propone lograr una meta la cumple, incluso siendo el mejor, como decía la madre de Ben Carson “Tu puedes hacer las cosas igual que ellos, solo que mejor”.

Hoy día oímos hablar mucho del esfuerzo, de la necesidad de esforzarse para conseguir algo en la vida. Sin embargo, la sociedad del bienestar y el consumo nos está vendiendo la idea contraria a la necesidad de esfuerzo.

Parece que la comodidad y el confort se pueden alcanzar sin trabajo e incluso que estén reñidos con él. Esta idea supone un costo que afecta de forma especial a los niños y jóvenes. Observamos que los niños presentan una incapacidad alarmante (a nuestro juicio) para soportar esfuerzos. Incapacidad que supone consecuencias muy negativas para la persona como sentimientos de impotencia y conformismo, la no valoración de las cosas y, consecuentemente, la incapacidad de disfrutar de ellas y falta de entusiasmo.

 
 
 


 

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