Una
sociedad muy adulta para el niño que llevamos dentro.
Crystian Armando Hernández
Suarez
Al analizar la obra “El Principito”
Antoine De Saint – Exupéry Nos damos cuenta que en nuestro país, vivimos en una
sociedad en la que está llena de responsabilidades que no nos deja vivir en un
ambiente tranquilo, un ambiente de armonía y darse un respiro para ver la vida
de otra manera, En la que si hacemos algo que no va de acuerdo a nuestra edad o
nuestra cultura, las personas se hacen la idea falta de madurez en uno.
Como dice el conocido actor y comediante Jim Carrey “Creo que madurar no significa ser una persona seria, mucho menos aburrida, madurar es poder jugar, tontear, bromear, hacer reír a las personas como un niño pero recordando nuestras responsabilidades, aceptar que ya no somos niños, pero sin olvidar que un día lo fuimos”.
Los niños de la actualidad no son eso
mismos NIÑOS, se les va el tiempo en videojuegos, en cosas electrónicas y no
viven su niñez de compartir con otros niños, jugar como se jugaba antes a las
“escondidas” o “Arranca cebollas” ahora una forma de entretenimiento para los
niños es, internet, celular o incluso
redes sociales, ver que un niño de 3 o 4 años pueda usar y entender
perfectamente el funcionamiento de un celular, lo cual es triste ver por la
manera en que los padres les dan aparatos electrónicos para entretenerlos
porque no tienen tiempo para pasar momentos juntos como para salir a jugar o
recrearse.
Cuando se dan cuenta, suben de grado
académico, tareas, crecen y consiguen un trabajo y quisieran volver a ser niños
para poder disfrutar de la vida y no tener tantas responsabilidades como cuando
se es adulto.
La pereza nos Gana
Todos
buscamos beneficios en cada cosa que hacemos, el problema es que muchas veces,
inconscientemente, nos sentimos tentados (por la pereza) a optar por realizar
actividades no productivas para obtener beneficios superficiales a corto plazo
que nos satisfacen en el momento, pero de los cuales nos arrepentimos después;
en remplazo de realizar actividades tediosas, largas, rutinarias, que requieran
valor, etc. las cuales, sin embargo, son nuestras metas a cumplir, las que nos
hacen dar grandes cambios y mejoras en nuestra vida a largo plazo.
Leyendo
el cuento “La Abeja Haragana” del maestro Horacio Quiroga nos deja una gran
enseñanza y es, que no hay mejor satisfacción que tener una recompensa a cambio
de un trabajo duro, muchas veces la pereza y la negligencia domina nuestras
vidas y no deja que realicemos nuestras tareas y responsabilidades de una
manera efectiva, o simple y
sencillamente no la realizamos; de lo cual al pasar el tiempo nos arrepentimos,
perdemos el tiempo en algo que no nos beneficia en ningún sentido, claramente
está el ejemplo de los estudiantes, en lugar de hacer tareas y estudiar, muchos
se pasan el tiempo en el internet, redes sociales, jugando video juegos y
cuando entregan calificaciones se lamenten y lloran el no haber estudiado, c
osa contraria de las personas que si estudian hacen un trabajo arduo, se esfuerzan para ganar sus
clases, una recompensa más que buena .
Entonces
al leer el cuento me pregunto ¿Cuántas veces soy igual
como la abeja haragana? ¿Cuántas veces no quiero hacer lo que debo hacer?
Muchas personas saben lo que es tener una recompensa luego de hacer un arduo
trabajo, y otras no lo saben, pero al final la vida le exige a cada uno y les
enseña por las malas, que es haberse esforzado para tener algo que se desea.
¿Superación o conformismo?
Analizando
la película “Manos Milagrosas” se puede ver un claro ejemplo de esfuerzo y
superación a pesar de no tener muchas posibilidades para poder hacerlo, Esta película habla de Ben Carson un niño
que creció en un pobre hogar y con humillación por parte de sus compañeros de
clase ya que lo menospreciaban por ser de color y descuidado en los estudios.
Sin embargo tras su esfuerzo, se convirtió en uno de los mejores neurocirujanos
del mundo. Esto nos enseña que pese a que muchas veces las cosas se pongan
difíciles o las creamos imposibles, siempre hay una luz al final del túnel. Hay
muchos factores que hacen difícil cumplir nuestros propósitos o metas, a veces
la economía, la fuerza de voluntad, o simplemente el pensar todos los
sacrificios que conlleva cumplir esa meta, entonces el camino más fácil es
renunciar.
La enseñanza más importante que nos deja esta
película es “El querer es poder”, la persona que se propone lograr una meta la
cumple, incluso siendo el mejor, como decía la madre de Ben Carson “Tu puedes
hacer las cosas igual que ellos, solo que mejor”.
Hoy día oímos hablar mucho del esfuerzo, de la
necesidad de esforzarse para conseguir algo en la vida. Sin embargo, la
sociedad del bienestar y el consumo nos está vendiendo la idea contraria a la
necesidad de esfuerzo.
Parece que la comodidad y el confort se pueden
alcanzar sin trabajo e incluso que estén reñidos con él. Esta idea supone un
costo que afecta de forma especial a los niños y jóvenes. Observamos que los
niños presentan una incapacidad alarmante (a nuestro juicio) para soportar
esfuerzos. Incapacidad que supone consecuencias muy negativas para la persona
como sentimientos de impotencia y conformismo, la no valoración de las cosas y,
consecuentemente, la incapacidad de disfrutar de ellas y falta de entusiasmo.
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